Orilla

miércoles, 2 de septiembre de 2009


Entretenida en la arena cercana,
escucho el zumbido de tu llamada.

Cuando el alma entre en mi cuerpo,
estaré en nuestro mismo movimiento.

Ábreme los ojos de la sangre,
para ver el cuerpo de tu carne.

Ábreme la ceguera que adormece,
para saber que eres tú quien me sostiene.

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